Doctrina de la Salvación-Vida, Muerte y Resurr.de Cristo-parte 1-

Mediante la vida de Cristo, de perfecta obediencia a la voluntad de Dios, y sus sufrimientos, su muerte y su resurrección, Dios proveyó el único medio válido para expiar el pecado de la humanidad, de manera que los que por fe acepten esta expiación puedan tener acceso a la vida eterna, y toda la creación pueda comprender mejor el infinito y santo amor del Creador. Esta expiación perfecta vindica la justicia de la ley de Dios y la benignidad de su carácter porque condena nuestro pecado y al mismo tiempo hace provisión para nuestro perdón. La muerte de Cristo es vicaria y expiatoria, reconciliadora y transformadora. La resurrección de Cristo proclama el triunfo de Dios sobre las fuerzas del mal, y a los que aceptan la expiación les asegura la victoria final sobre el pecado y la muerte. Declara el señorío de Jesucristo, ante quién se doblará toda rodilla en el cielo y en la tierra.

Una puerta abierta conduce al centro del universo, el cielo. Una voz resuena diciendo: “¡Ven y ve lo que está sucediendo aquí!” En el Espíritu, el apóstol Juan contempla la sala del trono de Dios. Un deslumbrante arco iris semejante a la esmeralda circunda el trono central, y desde él surgen relámpagos, truenos y voces.  Los ancianos se postran en adoración, echando sus coronas de oro delante del trono.

Un ángel que tiene en su mano un pergamino sellado con siete sellos exclama: “¿Quién es digno de abrir el libro y desatar sus sellos?” (Apoc.5:2). Juan ve que no hay nadie en el cielo ni en la tierra digno de abrir el libro mientras que uno de los ancianos le dice:No llores. He aquí que el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar los siete sellos” (Apoc.5:5).

Juan dirige su vista al majestuoso trono, y ve allí a un Cordero que había sido muerto pero ahora está vivo y lleno del poder del Espíritu. Cuando ese humilde Cordero toma el rollo, los seres vivientes y los ancianos entonan un cántico:”Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tu fuiste inmolado,  y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra” (Apoc.5:9)

El rollo registra el rescate de la raza humana de su esclavitud a Satanás y describe la victoria final de Dios sobre el pecado. Revela una salvación tan perfecta, que los cautivos del pecado pueden ser libertados de su prisión simplemente por su propia elección.

Mucho antes de su nacimiento en Belén, el Cordero exclamó: “He aquí, vengo, en el rollo del libro está escrito de mí; el hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, y tu ley está en medio de mi corazón” (Sal.40: 7, 8; compárese con Heb.10:7). Lo que efectuó la redención de la humanidad fue la venida del Cordero, muerto desde la fundación del mundo. (Apoc.13:8)