Doctrina del Hombre-La Naturaleza Humana-parte 11-

LA RENOVACIÓN DEL PACTO. La humanidad rechazó este magnífico pacto de gracia tanto antes del Diluvio como después (Gen.1-8;  11:1-9). Cuando Dios ofreció nuevamente el pacto, lo hizo por medio de Abrahán.  Nuevamente afirmó la promesa de la redención: En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuánto obedeciste mi voz” (Gen.22:18,  12:3;  18:18).

Las Escrituras destacan en forma especial la fidelidad de Abrahán a las condiciones del pacto. Abrahán creyó a Dios, y le fue contado por justicia” (Gen.15:6) El hecho de que la participación de Abrahán en las bendiciones del pacto, si bien estaba fundada en la gracia de Dios, también dependía de su obediencia, revela que el pacto afirma la autoridad de la Ley de Dios (Gen.17:1;  26:5).

La fe de Abrahán le concedió el título de padre de los creyentes” (Rom.4:11). El es el modelo que Dios nos ha dejado para que comprendamos la justicia por la fe que se revela en la obediencia (Rom.4:2, 3;  Sant.2:23, 24).  Los  que son de fe, éstos son hijos de Abrahán” (Gal.3:7). Cualquier persona en el mundo puede experimentar las promesas de salvación si cumple la condición “Si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abrahán  sois y herederos según la promesa” (Gal.3:29)

EL NUEVO PACTO. Otros pasajes bíblicos posteriores hablan de un pacto nuevo o mejor. Pero lo hacen no porque el pacto eterno hubiese sido cambiado, sino porque por causa de la infidelidad de Israel, el pacto eterno de Dios se había perdido de vista a tal punto que cuando el Señor procuró renovarlo, parecía algo nuevo (Jer.31: 31-34), estaba asociado con una nueva revelación del amor de Dios en  la encarnación, vida, muerte, resurrección y mediación de Jesucristo (Heb.8:6-13);  y no fue sino hasta la cruz cuando fue ratificado por la sangre de Cristo (Dan.9:27;  Luc.22:20;  Rom.15:8;  Heb.9:11-22).

Lo que ofrece el pacto a los que lo aceptan es inconmensurable. Por medio de la gracia de Dios, les ofrece el perdón de sus pecados. Ofrece la obra del Espíritu Santo, quien se compromete a escribir los DIEZ MANDAMIENTOS en el corazón y restaurar en los pecadores arrepentidos la imagen de su Hacedor (Jer.31:33).La experiencia del nuevo pacto y el nuevo nacimiento trae a nuestra vida la justicia de Cristo y la experiencia de la justificación por la fe.

La renovación del corazón que produce, transforma a los individuos de modo que en ellos se manifiestan los frutos del Espíritu: “Amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza” (Gal.5:22, 23). Por medio del poder de la gracia salvadora de Cristo, pueden caminar como Cristo caminó, gozando cada día de las cosas que le agradan a Dios (Juan 8:29). La única esperanza de la humanidad caída consiste en aceptar la invitación que Dios hace a entrar en su pacto de gracia. Por fe en Jesucristo, podemos experimentar esta relación que asegura nuestra adopción como hijos de Dios y herederos con Cristo de su reino celestial.